Mesotelioma peritoneal
El mesotelioma es un tipo de cáncer poco frecuente que se encuentra en el revestimiento de diversos órganos. El mesotelioma peritoneal es un cáncer en el peritoneo, el revestimiento del abdomen. Es el segundo tipo más frecuente de mesotelioma. La forma más eficaz de tratamiento es un procedimiento llamado CRS-HIPEC, que consiste en cirugía citorreductora y quimioterapia intraperitoneal hipertérmica.
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El mesotelioma peritoneal maligno es un cáncer que afecta al peritoneo, que es el revestimiento del abdomen. Es el segundo tipo más común de mesotelioma, y representa aproximadamente entre el 10 % y el 15 % de todos los casos de mesotelioma. Aunque la esperanza de vida sin tratamiento es de solo unos meses, el tratamiento con una combinación particular de cirugía y quimioterapia conocida como CRS-HIPEC puede aumentarla unos años en algunos pacientes.
Factores de riesgo del mesotelioma peritoneal
El mesotelioma peritoneal maligno es un cáncer poco frecuente y, en Estados Unidos, se diagnostican unos 400 casos al año. Se da en un número aproximadamente igual de hombres y mujeres.
La exposición al asbesto es un factor de riesgo importante para el desarrollo de esta enfermedad. Este es un mineral que se utilizó durante muchos años en determinadas industrias debido a su extrema estabilidad y a su gran resistencia al calor. Los trabajadores de algunas industrias estuvieron expuestos al asbesto en el trabajo. Además, las fibras también podían haber sido transportadas a casa y a sus familias a través de la ropa, el pelo y la piel.
La inhalación de asbesto puede provocar el desarrollo de un mesotelioma pleural, un cáncer de la pleura (el revestimiento de los pulmones). También puede torcerse e ingerirse. Es un mineral tan estable que ni siquiera el ácido del estómago lo destruye, por lo que sus diminutas fibras penetran en el estómago y los intestinos.
Desde allí, pueden abrirse camino hasta el peritoneo, la membrana que recubre el exterior del tubo digestivo. Como cualquier sustancia extraña, el asbesto provoca una respuesta inflamatoria del organismo. Esta inflamación puede alterar el ADN de las células, lo que en última instancia provoca el desarrollo de cáncer.
Los estudios epidemiológicos indican que el vínculo entre la exposición al asbesto y el mesotelioma peritoneal no es tan estrecho como en el caso del mesotelioma pleural. Aun así, el asbesto está claramente relacionado con el mesotelioma peritoneal, y aproximadamente entre un tercio y la mitad de todos los pacientes que lo padecen tienen antecedentes conocidos de exposición al asbesto.
Síntomas del mesotelioma peritoneal
Los síntomas del mesotelioma peritoneal pueden incluir:
náuseas y/o vómitos
diarrea
estreñimiento
pérdida de apetito
dolor abdominal
hinchazón del abdomen
pérdida de peso inexplicable
Estos también son síntomas comunes en una variedad de otras afecciones digestivas, como la enfermedad de Crohn, el síndrome del intestino irritable y el cáncer de colon. Ya que los síntomas son tan poco específicos, el diagnóstico de este cáncer puede ser difícil. El tiempo promedio entre la aparición de los síntomas y el diagnóstico es de cuatro a seis meses.
Diagnóstico del mesotelioma peritoneal
Para diagnosticar un mesotelioma peritoneal, lo primero que se hace es considerar las posibles explicaciones de los síntomas del paciente. En muchos casos, el cáncer se detecta en una tomografía computarizada del abdomen, que puede mostrar uno o varios tumores.
Para establecer definitivamente el diagnóstico de mesotelioma peritoneal maligno, es necesaria una biopsia. Se trata de una pequeña muestra de tejido extraída del tumor. Un patólogo examinará el tejido bajo un microscopio y lo someterá a diversas pruebas para determinar si hay células cancerosas y, en caso afirmativo, de qué tipo de células cancerosas se trata.
Como parte del proceso para determinar el diagnóstico, puede utilizarse un análisis de sangre. El análisis busca proteínas concretas, conocidas como biomarcadores, que se asocian a distintos tipos de cáncer. Aunque estos análisis de sangre no son lo suficientemente precisos para diagnosticar el mesotelioma por sí solos, pueden ser útiles para ayudar a distinguir los distintos tipos de cáncer y estar más seguros del diagnóstico.
Asimismo, es importante determinar la fase, o lo avanzado que está el cáncer. No existe un sistema formal para determinar la etapa del mesotelioma peritoneal, pero un método habitual es el denominado sistema de estadificación TNM modificado. Este utiliza una medida denominada índice de cáncer peritoneal, o ICP. El abdomen se divide en 13 regiones, y la cantidad de cáncer presente en cada región se puntúa de 0 a 3, para un ICP total de hasta 39.
Fase-1
Tiene un ICP de 10 o menos.
Fase-2
Tiene un ICP de 11 a 20.
Fase-3
Tiene un PCI de 21 a 30.
Estadio-4
Tiene un PCI de 31 o más, y/o se ha extendido a los ganglios linfáticos o a órganos distantes.
Existen varias formas de obtener la muestra para la biopsia:
- Si el tumor está situado relativamente cerca de la piel, puede utilizarse una biopsia con aguja gruesa. Una aguja se pasa directamente a través de la piel hasta el tumor, a menudo con guía ecográfica.
- Si el paciente presenta una acumulación de líquido en el abdomen (conocida como ascitis), se puede drenar en un procedimiento conocido como paracentesis. En algunos casos, hay suficientes células cancerosas presentes en este líquido para que el patólogo las analice. Esto se conoce a veces como biopsia de líquido.
- En muchos casos, la biopsia se obtiene durante un procedimiento quirúrgico menor conocido como laparoscopia. Se realizan pequeñas incisiones en la pared abdominal y se infla el abdomen con gas. El cirujano introduce un endoscopio, que permite ver el interior de la cavidad abdominal mediante una cámara de vídeo. Además, a través del endoscopio pueden introducirse instrumentos quirúrgicos especialmente diseñados para obtener una o varias muestras de biopsia.
- En algunos casos, el cirujano no puede visualizar el tumor lo suficientemente bien utilizando el laparoscopio. Por ello, puede recurrirse a una laparotomía en su lugar. Esta es una cirugía exploratoria que requiere una incisión más larga, lo que permite al cirujano ver el interior de la cavidad abdominal más claramente y obtener biopsias.
Tratamiento del mesotelioma peritoneal
El tratamiento más eficaz para el mesotelioma peritoneal es un procedimiento que incluye:
- Cirugía citorreductora (CRS, por sus siglas en inglés), a veces conocida como citorreducción. El cirujano extirpa la mayor cantidad posible de tejido tumoral de la cavidad abdominal. Esto suele implicar la extirpación del epiplón, que es una parte del peritoneo que se pliega sobre la zona frontal de la cavidad abdominal. Además, a menudo se extirpan otros órganos (o partes de órganos), como la vesícula biliar, el bazo y/o partes del intestino.
- Quimioterapia intraperitoneal hipertérmica (HIPEC, por sus siglas en inglés). Después de extirpar el tejido tumoral, se administra un medicamento quimioterápico calentado en la cavidad abdominal (normalmente cisplatino). Se deja allí durante un tiempo y luego se lava. De este modo, la quimioterapia se concentra en los lugares donde es probable que se encuentren las células cancerosas. Los fármacos quimioterápicos no pueden penetrar en los grandes nódulos de tejido tumoral, por lo que es importante extirpar la mayor cantidad posible de tejido canceroso.
La CRS-HIPEC sí implica riesgos. Se estima que la tasa de mortalidad del procedimiento es del uno o el dos por ciento en los primeros 30 días tras la intervención. Aunque no es insignificante, en realidad es inferior a las tasas de mortalidad de muchas otras cirugías gastrointestinales. Aun así, es importante ser consciente del riesgo.
La CRS-HIPEC es el tratamiento predilecto para el mesotelioma peritoneal porque los resultados tras el procedimiento son significativamente mejores que sin él.
Diversos estudios han estimado que el promedio de supervivencia tras este procedimiento es de 34 a 92 meses, y las tasas de supervivencia a cinco años se sitúan entre el 29 y el 59 por ciento.
Se cree que la diferencia en los resultados se explica, al menos en parte, por la diferencia en la experiencia que los distintos cirujanos tienen con este procedimiento relativamente poco frecuente.
Aunque la CRS-HIPEC se considera el tratamiento de preferencia para el mesotelioma peritoneal, solo alrededor del 50 por ciento de los pacientes se someten a él. Algunos pacientes ya presentan metástasis en los ganglios linfáticos y/o en órganos más distantes, en cuyo caso puede que no sean aptos para la CRS-HIPEC. Otros pueden no estar lo suficientemente bien de salud en general como para soportar un procedimiento tan invasivo.
Para los pacientes que no se sometan al CRS-HIPEC, existen otras opciones de tratamiento.
La quimioterapia sistémica, es decir, la quimioterapia administrada a todo el cuerpo por vía intravenosa, es la segunda opción de tratamiento más común. Los agentes más utilizados son el pemetrexed y el cisplatino.
La inmunoterapia es una opción de tratamiento emergente. Keytruda es un fármaco de inmunoterapia aprobado por la FDA para pacientes con tumores sólidos no extirpables que no tienen otras opciones de tratamiento viables. Puede ser una opción para quienes no responden a la quimioterapia.
Los ensayos clínicos son estudios de investigación de nuevas opciones de tratamiento. Algunos pacientes optan por inscribirse en un ensayo clínico para obtener un acceso temprano a una terapia novedosa con el potencial de prolongar la vida.
Los cuidados paliativos se centran en la calidad de vida más que en su duración. Algunos pacientes eligen esta vía para estar más cómodos durante el tiempo que les queda de vida. Las opciones paliativas pueden incluir la paracentesis para drenar el líquido y, a veces, la quimioterapia o la cirugía para reducir el tamaño de los tumores que causan síntomas.
El mesotelioma peritoneal se considera una enfermedad incurable y es poco frecuente que los pacientes alcancen una remisión completa a largo plazo. Sin embargo, los pacientes tratados con CRS-HIPEC tienen muchas posibilidades de vivir varios años tras su diagnóstico.
Para aumentar las posibilidades de un buen resultado, suele ser mejor recibir el tratamiento en un centro oncológico, donde los pacientes tienen acceso a especialistas en oncología médica y quirúrgica con experiencia en el tratamiento de este cáncer poco frecuente.
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